Es muy común entre mis clientes y la mayoría de personas que tienen problemas emocionales (como sentimientos de tristeza profunda desde que eran pequeños) que en algún momento se planteen si la causa de todos estos problemas sea genética o la hayan heredado de sus padres.
En este artículo quiero explicarte hasta qué punto son ciertos estos planteamientos basándome en el conocimiento científico que nos aporta la Psicología.
Responder bien a esta pregunta es muy importante porque gracias a la información que obtengamos de ella podremos saber si se puede cambiar nuestra forma de ser y de sentir y si nos podemos “curar” de todos estos problemas emocionales que arrastramos.
Si te interesa el tema… quédate conmigo y no te olvides de comentar algo que consideres interesante en los comentarios al final del artículo.
De qué se compone nuestra “forma de ser” o personalidad.
La forma cómo tenemos de comportarnos en el mundo (nuestra conducta) viene influenciada por dos aspectos genéricos en el ser humano: nuestra personalidad y nuestras capacidades o habilidades (tanto físicas como cognitivas).
Es decir, según cómo seamos y según las capacidades que tengamos reaccionaremos de un modo u otro ante las situaciones que la vida nos pone delante.
Pero, ¿De qué está formada nuestra personalidad o qué es lo que hace que seamos de una manera u otra?
Nuestra “forma de ser” viene condicionada por lo siguiente:
Constitución:
Hace muchísimo tiempo cuando la psicología no era aún una ciencia, cuando se hablaba de constitución (como algo que influía en nuestra personalidad) se hacía referencia a toda una serie de características de la estructura morfológica del individuo (sistema musculo-esquelético). En relación a esto salió el concepto de Somatotipo (https://psicologiaymente.com/salud/tipos-de-cuerpo-somatotipos) o la relación que hay entre la forma de nuestros cuerpos y nuestro temperamento o personalidad.
Actualmente, debido a la dificultad de comprobar si lo anterior es cierto (si nuestro temperamento y nuestra morfología están relacionados), la constitución ha quedado relegada a hacer referencia a la forma y funcionamiento de nuestro cerebro y Sistema Nervioso Central.
Temperamento:
se refiere a un conjunto de rasgos del individuo que suelen ser bastante estables y determinados por la biología y se relacionan con la forma que tenemos de reaccionar emocionalmente y de forma “visceral” a aquello que vivimos.
Estos rasgos se pueden incluir en 4 categorías que vendrán definidas por 2 ejes: introversión-extroversión y estable-inestable.
La persona va a tener una tendencia a situarse en una de estas 4 categorías de una forma permanente, como ya he dicho.
No hay un temperamento más bueno que otro, al igual que tener los ojos azules no implica ser mejor que el que los tiene marrones.
Carácter:
Hace referencia a una mezcla de valores, sentimientos, creencias y actitudes que vienen muy matizados por los valores ético-morales de la sociedad actual. Aquí podríamos tener conceptos como: educado, celoso, egoísta, tiránico, altruista, mimoso, etc. (con todos los matices que le quieras poner)
El carácter es muy moldeable y acostumbra a ser modificado por la persona para conseguir adaptarse a lo que se supone que se quiere de él o ella.
Autoconcepto:
Es la representación mental de la personalidad de uno mismo o cómo nos vemos a nosotros mismos.
Inteligencia:
Conjunto de capacidades cognitivas que determinarán las diferencias individuales en relación al rendimiento (Las capacidades cognitivas también influyen en nuestra personalidad).
Y todo esto da forma a nuestra personalidad o forma de ser.
Como ves, la constitución y el temperamento son los aspectos más orgánicos y estables de la personalidad y tienen un componente hereditario y generacional.
El carácter y el auto concepto son los aspectos modificables de tu personalidad, el primero depende del ambiente (de la forma cómo tus padres se relacionaron contigo cuando eras pequeño y luego de la sociedad en la que te encuentras) y el segundo depende de ti.
(La inteligencia tendrá aspectos orgánicos, estables y hereditarios y aspectos más moldeables y mejorables; pero no voy a entrar mucho aquí)
Y ahora te voy a poner un ejemplo para que veas como se articula todo esto en la realidad: Tu constitución y la estructura de tu cerebro (circuitos neuronales más activos que otros, por ejemplo) hacen que seas una persona reflexiva, que se encuentra mejor sola o rodeada de poca gente y que tiene tendencia a tener un estado de ánimo bajo y triste. Vamos que para relaciones públicas o para bróker de bolsa no sirves pero como artista (pintor, bailarín, escritor, etc.), bibliotecario o restaurador de arte serías buenísimo.
Has nacido en un entorno familiar donde se premia ser un triunfador o en donde recibes amor solo si haces lo que papá y mamá esperan que hagas (a lo mejor tu tendencia es ser un bohemio del arte pero papá piensa que ser eso es tirar tu talento por la borda) y poco a poco vas modificando tu carácter convirtiéndote en una persona sumisa, celosa o irascible cuando las cosa no le salen bien (porque intentas por todos los medios ser quien no eres).
El tiempo pasa y empiezas a verte a ti mismo como alguien inferior, piensas en ti mismo como alguien inferior y acabas creyéndote que eres inferior al resto de personas.
Y cuando llevas años sintiéndote así llega un momento que te haces la pregunta: “¿Será que lo que me pasa es genético y no tengo solución?” (sin darte cuenta que todo empezó hace muchos años con esa negación a tu tendencia orgánica por parte de tus papás o figuras de referencia).
Aunque el ejemplo que acabo de ponerte es bastante estereotipado y a lo mejor no se adapta al 100% con tu realidad creo que con la información que he compartido contigo podrás responder más o menos a la pregunta.
Y ¿qué puede hacer la terapia por ti?
¿La terapia puede convertirte en alguien extrovertido, sociable y despreocupado y mantenerte en un estado de felicidad casi permanente?
Pues no. Si eres una persona introvertida, que tiene tendencia al retraimiento y un estilo de ánimo más triste que alegre, es muy probable que sigas esta tendencia.
Pero la terapia, al menos la que yo utilizo, te va a ayudar a:
- Darte cuenta que eso que crees de ti mismo (que eres inferior, o que no vales o que eres incapaz, etc.) es totalmente falso ya que cada uno tiene una tendencia orgánica (temperamento) determinada y si eres capaz de seguirla tal cómo sale podrás autorrealizarte plenamente en la vida
- Te va a ayudar a darte cuenta de quién eres en realidad sin necesidad de juzgarte por ello (es decir, de cómo es tu temperamento. Recuerda no hay temperamentos buenos o malos) y
- vas a lograr ver qué aspectos del ambiente en el que has vivido (tus padres, la sociedad) han influenciado en la forma que tienes de ser y sentir ahora mismo.
¿Es poco lo que obtienes o es mucho?
¿Vale la pena invertir en terapia para conseguir estos resultados o no?
La elección es tuya y de cada uno. Espero haberte dado un poco de luz en un tema que le preocupa a tanta gente como si los problemas emocionales se heredan generación tras generación y están marcados en la estructura de nuestros genes.
Bibliografía
Andrés Pueyo, A. (1997): Manual de Psicología Diferencial. Madrid, Mc Graw-Hill.