Aprender a ser asertivo es algo que todo ser humano debe hacer para relacionarse adecuadamente en sociedad. Muchas veces las personas no se sienten capaces de expresar sus emociones cuando los demás les hacen daño por miedo a represalias o a ser abandonadas.
Si te sientes identificado en esto, este artículo te va a ayudar a darte cuenta de por qué te cuesta tanto expresar tu malestar, entender qué es esto de la asertividad y por qué es importante y compartiré también contigo algunos ejercicios con ejemplos para que empieces a aprender a ser asertivo desde hoy mismo.
¿Por qué tienes que aprender a ser asertivo?
Según el diccionario de la RAE, una persona asertiva es aquella que expresa su opinión de manera firme.
Con esta definición a mí se me ocurre que el término “asertivo” es una cualidad del ser humano que puede ser aprendida (igual que la capacidad de ser educado) porque todos somos capaces de expresar opiniones. También se me ocurre que únicamente tiene sentido ser asertivo cuando nos relacionamos con otras personas.
Para añadir más información a esta definición te diré que, a groso modo, los tipos de opiniones que expresamos a los demás se pueden dividir en dos grupos: Se puede opinar sobre lo externo o sobre lo interno y hacerlo de forma firme o no hacerlo.
Me explico:
Tú puedes dar tu opinión sobre cuestiones políticas o sociales y puedes defenderla con firmeza cuando tú opinión es contraria a la de la otra persona (esto es en referencia a lo externo).
Por otro lado puedes opinar sobre tus sentimientos y estados emocionales, cuando estos están relacionados con acciones o actitudes del otro y también puedes hacerlo con firmeza (en referencia a lo interno).
Ambos casos son muestras de comportamientos asertivos, aunque yo solo voy a hacer referencia al segundo caso. Es decir a cómo se puede aprender a ser asertivo para expresar de forma clara lo que uno siente y lograr marcar límites a los demás.
¿Qué suele ocurrir en ti que hace que no seas asertivo?
Si alguien hace algo que te molesta es posible que llegues a enfadarte con esa persona. Si le expresas adecuadamente tu enfado, la otra persona tiene la opción de recapacitar y tratar de dejar de hacer eso que te molesta o no hacerte caso y seguir con esas actitudes sin tenerte en cuenta. En este último caso es muy probable que debas acabar marcándole un límite para que deje de hacerte daño.
Si no expresas tu enfado o lo haces de forma inapropiada, el otro, es posible que no se dé cuenta del daño que hacen sus acciones y pierde la “oportunidad” de intentar mejorar su comportamiento hacia ti.
Es en este caso cuando tienes que aprender a ser asertivo porque te cuesta expresar tu opinión con firmeza respecto a lo que pasa en tu interior.
Pero, ¿por qué suele ocurrirte esto y qué consecuencias puede llegar a tener?
Si no estás expresando adecuadamente tu enfado normalmente es porque tienes un excesivo control de tus estados emocionales y reprimes su expresión. En estos casos se magnifica un sentimiento de debilidad e incapacidad de defenderte que genera aún más enfado.
Todo este mecanismo va creciendo en espiral hasta que es posible que llegues a sentir que no puedes más y acabes explotando en una expresión descontrolada y explosiva de lo que te pasa que es del todo ineficaz.
Muchas veces la causa de esto tiene su origen en la forma como somos educados para vivir en sociedad. Hablo del síndrome de “agachar la cabeza y seguir a lo tuyo”.
Por otro lado es posible que tengamos miedo a la contestación del otro. La otra persona puede llegar a contestarnos de forma desafiante, desaprobar nuestra actitud e incluso llegar a rechazarnos.
El miedo a perder el contacto con el otro suele ser algo muy potente que nos impide expresar lo que sentimos. Todo esto sin duda es un riesgo, pero se puede minimizar con uno de los ejercicios que te daré un poco más abajo.
Y ¿Qué consecuencias tiene?:
Si no eres capaz de expresar lo que te pasa, puedes acabar perdiendo el contacto contigo mismo y dejar de saber lo que es primordial para ti, tus necesidades y deseos.
Renuncias a tu responsabilidad de seguir creciendo como persona, igual que el capitán que suelta el timón de su barco y deja que este se vaya a la deriva.
Como he dicho antes, otra consecuencia puede ser la de aumentar la sensación de ser incapaz de defenderte. Si en tu pasado has vivido situaciones en las que sientes que han abusado de ti (de la forma que sea) te recomiendo el siguiente artículo de mi blog: ¿Por qué me siento cómo un niño indefenso? en donde hablo más en detalle del sentimiento de indefensión que queda en el adulto en estos casos.
También es posible acabar sintiendo estrés emocional como resultado de utilizar tu cuerpo como mecanismo de contención a la expresión: puedes apretar la mandíbula o la musculatura, contener la respiración o sofocar el grito. Todo esto puede llegar a generar problemas de salud como trastornos digestivos, presión arterial alta, dolores de cabeza u otros problemas psicosomáticos.
En esta página: https://www.teknon.es/ca/especialitats/bueno-montoya-jose-angel/trastornos-psicosomaticos puedes encontrar más información sobre los trastornos psicosomáticos.
Aprender a ser asertivo es aprender a manifestar lo que necesitas, lo que quieres y piensas y acabar poniendo límites a los demás en caso que sea necesario. Pero también es un ejercicio de cuidado de uno mismo y de prevención de posibles problemas de salud o incluso un paso a dar para revertir esos problemas si ya se están generando.
Ser asertivo no es ser agresivo
Esto es muy importante. Es posible acabar confundiendo la mala educación y la agresividad con la capacidad de ser asertivo.
No te confundas, por favor. Mostrar agresividad o una elevada contundencia en la expresión de lo que te pasa no tiene nada que ver con ser asertivo. Esto es más una manera descontrolada y desregulada de expresarte y si te sientes así también será importante para ti aprender a ser asertivo.
Se me ocurren 2 motivos que dan pie a estas muestras de agresividad:
El primero tiene que ver con nuestros modelos de referencia, nuestros padres. Si tu padre se relacionaba de forma agresiva con tu madre (o al revés) o cualquiera de los dos lo hacía del mismo modo contigo, podrías acabar “copiando” esta forma de actuar aunque sientas que no sea la correcta.
El segundo ya lo he comentado más arriba: una elevada contención de tus expresiones emocionales puede llevar a que acabes explotando y manifestando tu opinión de forma descontrolada y del todo ineficaz.
Ejercicios para aprender a ser asertivo
Estos sencillos ejercicios te ayudarán a empezar a ejercitar tu capacidad de ser asertivo:
Tomar consciencia de lo que te pasa
Posiblemente este sea el ejercicio más importante y con el que puedes llegar más lejos en esto de aprender a ser asertivo. Además es el primer paso que creo que tienes que dar.
De todos modos si estás leyendo este artículo, intuyo que ya has dado un paso importante en este sentido.
La primera parte del mismo lo he escrito para ayudarte en esta toma de consciencia, así que espero que te sirva para eso. De todos modos, la información de un artículo puede ayudarte de forma un tanto limitada. Así que si quieres saber cómo te puedo ayudar yo en este camino de la expresión emocional y a aumentar la seguridad y confianza en ti, puedes mirar esta página de mi web: https://tristezaenpositivo.com/trabaja-conmigo/ en donde te lo explico de forma detallada.
Una forma eficaz de toma de consciencia también puede ser la escritura. Puedes escribir todo aquello que te pasa interiormente y que no eres capaz de sacar al exterior. Esta acción en sí misma ya es un movimiento para verte desde fuera y ayuda mucho a la autoconsciencia.
Si te animas a escribir, no hace falta que lo hagas de forma bonita o incluso que escribas de forma coherente. Simplemente plasma en el papel cualquier cosa que te pase por la cabeza sin ponerle demasiados filtros.
Ponte a prueba
Una vez hay toma de consciencia e intención de desbloquear esa incapacidad de expresar el enfado o expresar lo que sientes, el resto es puro aprendizaje. Por eso estoy hablando todo el rato de aprender a ser asertivo.
No es una capacidad que solo la pueda tener un determinado tipo de personas con una personalidad específica, porque simplemente es lograr expresar lo que sentimos y necesitamos de forma firme y con seguridad.
Para ello te invito a que detectes las acciones que puedes hacer para conseguir esta expresión y que no supongan un elevado riesgo para ti. Es decir, situaciones en las que tengas la certeza que vas a poder manejar.
Un ejemplo podría ser el decirle a alguien que se ponga detrás de ti en la cola del supermercado si sabes que tú vas delante. Es posible que llegues a pensar: “no le digo nada, total es solo una persona y yo no tengo prisa”. Pues posiblemente sea cierto, pero es un momento genial para practicar la asertividad
(Este ejemplo es de cosecha propia. A mí me gusta practicarlo porque me ayuda a regular mis expresiones y a mantener la seguridad y confianza en mí mismo).
¡Ah!… y no te olvides premiarte cada vez que consigas superar un reto de este tipo. Sin duda habrá sido un esfuerzo para ti y te mereces un premio.
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Mensajes yo en vez de mensajes tú
Este ejercicio ya lo he hablado en otros artículos de mi blog porque considero que es muy importante para conseguir una comunicación colaborativa con la otra persona en lugar de ponerlo más en contra.
Se trata de expresar lo que Yo siento en relación a las acciones del otro en lugar de acusarlo directamente.
Te pongo un ejemplo. Es muy diferente decir: “Me siento abandonado cuando haces…” que decir “es que no me tienes en cuenta”. ¿Ves el detalle? En la primera frase estoy apuntando directamente a mis emociones y en el segundo apunto directamente a la otra persona. Es posible que en el 2º ejemplo, la persona se sienta acusada y trate de defenderse.
Aprende a poner límites de forma eficaz
Quiero compartir contigo un breve consejo que te ayudará a empezar a poner límites. Este consejo es el de hacerle ver al otro que puedes llegar a “entender” sus actitudes (incluso aunque te hagan daño) pero que como te hacen daño le pides que pare.
Estás diciéndole al otro que lo entiendes y que te das cuenta de por qué hace lo que hace y a la vez le estás diciendo que no por eso vas a dejar que siga haciéndote daño.
Te pongo un ejemplo:
“puedo entender que me estés gritando porque me doy cuenta que estás enfadado pero esta forma de hablar me hace daño. Así que te pido que bajes tu tono de tu voz”.
En este ejemplo estás validando su enfado y esto ayuda al otro a sentirse visto por ti y a la vez estás poniéndole un límite a su comportamiento.
Es mucho más fácil que el otro modifique su actitud hablando de esta forma que simplemente diciéndole que deje de gritarte.
Soy consciente que esta forma de actuar puede resultar difícil e incluso sea imposible de aplicar en determinadas situaciones, pero creo que puede ayudarte a acabar con esa dificultad de poner límites a los demás.
Conclusiones
Acabo el artículo igual como lo empecé: Aprender a ser asertivo es un ejercicio de responsabilidad hacia nosotros mismos y hacia el resto de la sociedad. Depende de nosotros el sentirnos seguros y confiados y afrontar los retos de la vida con fuerza y también depende de nosotros el conseguir que exista armonía social.
De todos modos también reconozco la dificultad que puedas tener en aplicar todo esto si llevas sintiéndote vulnerable desde hace tiempo. Es por esto que te ofrezco mi ayuda y acompañamiento para que logres conseguirlo. Puedes mirar cómo te puedo ayudar, utilizando el siguiente enlace: https://tristezaenpositivo.com/trabaja-conmigo/ y reservar hoy mismo una sesión de valoración gratuita para conocer bien tu caso y acompañarte en ese bonito proceso de volver a ser tú mismo/a.