Es muy común que, como padre, te surjan serias dudas sobre cómo mejorar la autoestima de tus hijos si intuyes que estos la tienen baja.
Es muy probable que algunos, movidos por la falta de herramientas o por la sensación de que hay algo que están haciendo mal, visiten canales en las redes sociales que promueven la educación consciente en el ámbito de la familia.
Por los mensajes que leo en estos canales, veo que acostumbra a haber personas que muestran su enfado por el contenido que leen en ellos. Es muy posible que estas personas se sientan culpables porque se les dice que lo hacen mal y se protejan enfadándose.
En este sentido me gustaría decir que creo que en estos canales existe una falta de validación hacia los padres que se ven incapaces de educar a los hijos de una forma más amorosa, y que lo que les sale de forma impulsiva es la agresividad o el autoritarismo.
Como si se les estuviese diciendo que son malos padres y que no se esfuerzan lo suficiente por educar bien a sus hijos.
El motivo de este artículo es el de dar mi visión sobre cómo mejorar la autoestima de tus hijos (algo que ya se dice en estos canales sociales) pero validando y mostrando comprensión a las dificultades emocionales que podrías estar teniendo y que acaban repercutiendo en ellos.
En este artículo encontrarás 2 apartados:
El primero hace referencia a ideas importantes a tener en cuenta que ayuden a mejorar la autoestima de tus hijos.
El segundo hace referencia a las dificultades emocionales añadidas que podrías estar teniendo, que dificultan la relación con tus hijos desde el respeto por sus necesidades individuales.
Ideas clave para mejorar la autoestima de tus hijos
Como ya te he dicho, voy a exponer algunas ideas sobre lo que yo considero que es educar de forma consciente a nuestros hijos.
Si te asaltan sentimientos de culpa o rabia cuando lees estas líneas, necesitarás leer con calma el siguiente apartado porque en él, explico las dificultades por las que, posiblemente, estarás pasando para no poder relacionarte con ellos como te comento.
Vamos allá:
Validar sus emociones
Es muy importante hacer ver a nuestros hijos que, para nosotros, todas sus emociones son válidas y que tienen nuestro apoyo para poderlas expresar con libertad.
Eso quiere decir que es importante evitar frases como: “no llores”, “no es para tanto”, “eso no da miedo”, etc.
Para nosotros lo más seguro es que “no sea para tanto”, pero para nuestros hijos sí que lo es. Si le dices algo así como: “la oscuridad de tu cuarto te da miedo, aunque haya alguna luz abierta, ¿Verdad? Voy a quedarme un poco contigo a ver si se te pasa el miedo”.
De esta forma le estás diciendo que eres capaz de captar la realidad tal como él la ve y que, desde aquí, puedes entender cómo se siente. Esta es la base de una verdadera empatía hacia nuestros hijos.
Otra cosa muy diferente es la de hacerle ver que hay conductas o formas de comportarse que no son válidas para ti. De esto hablo en el siguiente apartado.
Poner límites coherentes
Si antes he dicho que es importante mostrar a nuestros hijos que todas las emociones son válidas, también es importante mostrarles que no todas las conductas lo son.
Es decir, limitaremos las conductas, pero no las emociones que se encuentran implicadas en ellas.
Poner límites a nuestros hijos es muy bueno para ellos. Los límites bien puestos dan sensación de seguridad y también ayudan a transmitir al niño que hay alguien que se está haciendo cargo de su forma de actuar cuando este se descompensa y se desregula.
Los límites tienen que ser coherentes y es necesario ponerlos pensando más en el niño que en nosotros.
Un ejemplo de esto:
Si tu hijo es muy movido, lo más seguro es que su vitalidad y energía desbordante acabe poniéndote de los nervios. Si tratas de limitarle al máximo su movimiento diciéndole constantemente que se esté quieto porque te molesta, le estarás poniendo un límite que trata de servirte más a ti que a él y hará que quiera moverse más.
Si, por el contrario, le limitas únicamente las conductas que le pongan en riesgo, puede que haya una parte de él que se dé cuenta de que cuando hay un peligro, estás tú para acompañarlo.
Para acabar con esto, aunque haya conductas que tienen que limitarse, es bueno mostrar comprensión a los motivos que le han llevado a actuar de tal modo.
Por ejemplo:
Si tu hijo pega a su hermano porque le ha quitado un juguete, puedes mostrar comprensión a esa acción diciéndole que entiendes que no quiera compartir sus juguetes porque sabes que le gustan mucho. También le puedes decir que en estos casos es normal sentir rabia y que está bien (validas la emoción) pero que al hermanito no se le puede hacer daño.
Fomentar su autonomía respetando su desarrollo personal
Es importante poder ayudar a nuestros hijos a que sean todo lo autónomos que puedan, pero teniendo en cuenta el momento de desarrollo que se encuentran.
Creo que encontrarles el pulso a nuestros hijos en este punto puede ser un tanto difícil.
¿Cómo saber si les estamos exigiendo más de lo que pueden hacer o les estamos anulando como personas porque se lo hacemos todo y los sobreprotegemos?
Creo que no hay una respuesta adecuada a esto o, al menos, yo no la tengo. Supongo que lo más importante para conseguir esto es poder observar a nuestros hijos con una mirada lo más imparcial posible y darnos cuenta del momento de desarrollo en el que se encuentran. De esa forma podremos captar mejor sus demandas implícitas (las que no nos dice directamente) y sus necesidades.
Entender que somos figuras de referencia para ellos
Este punto es muy importante para lograr mejorar la autoestima de tus hijos. Los padres somos la referencia de nuestros hijos.
Cuando son muy pequeños nos buscan a nosotros para obtener protección y seguridad.
El niño necesitará notar que estamos ahí y que somos una referencia fija para ellos. Si siente que no estamos cuando lo necesita o que a veces estamos y otras no, acabará sintiendo que el vínculo no es seguro para él. En mi blog, he escrito un artículo que habla de esto de forma mucho más extensa.
Nuestros hijos siempre están buscando ser vistos por nosotros y ser aceptados de forma incondicional, aunque nos lleven al límite o nos digan que no nos quieren. En el fondo, detrás de todo esto, siempre hay una necesidad de ser vistos y aceptados por sus padres.
Mirada incondicional de los padres
Sé que lo he dicho en el anterior apartado, pero lo repito otra vez porque este punto es el más importante para mejorar la autoestima de tus hijos.
Si como adulto sientes que tu autoestima es baja, la forma de repararla no es haciendo cosas para sentirte importante o para sentir que triunfas en la vida.
Repararás tu autoestima cuando logres aceptarte de forma incondicional, sin importar los errores que cometas o lo que no te guste de ti. La forma de conseguir esto, es invertir en autoconocimiento. Cuanto más genuinamente te conozcas, más facilidad tendrás de aceptarte.
Haga lo que haga el niño, o muestre lo que muestre, que nosotros podamos ser capaces de hacerle ver que estamos ahí para él (con nuestros errores y limitaciones, pero ahí).
Qué puedes hacer por tus hijos si, como adulto, te sientes inseguro y no confías en ti.
¿Qué pasa si después de leer el apartado anterior te das cuenta de que por mucho que quieras y por mucho que tus intenciones sean buenas, te ves incapaz de seguir todos estos consejos?
Me gustaría ofrecerte un poco de mi empatía, aunque no te conozca, porque intuyo la frustración que puede haber debajo de todos estos sentimientos de inseguridad. Además, esta frustración se hace más grande cuando te das cuenta de que estos sentimientos pueden llegar a afectar a tus hijos.
Para mejorar la autoestima de tus hijos, es importante trabajar en paralelo la tuya y la de él y entender qué implicaciones tiene la falta de confianza en ti cuando intentas educarle.
Entender al “niño” que llevas dentro
Claro, y es que los adultos también llevamos a “nuestros niños heridos” a cuestas.
Esta figura metafórica hace referencia a esa parte que hay en nosotros que, por ejemplo, se siente insegura en situaciones en donde intuyes que un adulto no suele sentirse así. O que siente emociones que son más propias de los niños y no tanto de los adultos.
Esta parte de la que hablo aglutina todas las heridas de apego que sufrimos siendo pequeños: las que se generaron cuando de pequeños buscamos ayuda, comprensión, una mirada cálida… de nuestros padres y, repetidamente, no la obtuvimos.
Cuando nuestros hijos nos rechazan o demandan nuestra atención de una forma que sentimos como desproporcionada o nos llevan al límite, se activa esa parte “niño” que deja al adulto fuera de control.
El adulto padre o madre, deja de relacionarse con su hijo en estas circunstancias y se relaciona, sin darse cuenta, desde ese niño herido. Desde aquí, es imposible poder seguir los consejos que te dije en el apartado anterior.
Poder entender esto y detectarlo, aunque sea después de que pase, es súper importante para trabajar en tu confianza y lograr mejorar la autoestima de tus hijos, si sientes que la tienen baja.
Si te llama mucho la atención esto del niño interior, te dejo un enlace a un artículo que habla un poco más sobre esto: https://www.elpradopsicologos.es/blog/el-nino-interior/
Dejar de vivir desde la culpa y el autocastigo
Este es otro tema crucial para lograr rescatar tu autoestima y ayudar a mejorar la de tus hijos.
Culparte o castigarte por no ser capaz de educarlos como te gustaría, te aleja cada vez más de esto que deseas.
Entiende bien de donde viene esta forma que tienes de actuar que no te gusta:
El adulto que eres quiere hacerlo de otra manera, pero se ve arrastrado por sus propias heridas a actuar así.
A lo mejor ahora no dispones de las herramientas para educar mejor a tus hijos, pero quieres hacerlo, existe voluntad. Esto es muy importante.
Blíndate en esta voluntad de querer hacer las cosas de otra manera y cuando sientas que no has podido ofrecer a tus hijos lo que se merecían repítete este mantra: “La próxima vez lo haré mejor”.
Construye desde aquí y no desde la culpa o desde el castigarte continuamente.
Aprende a conocerte mejor para ofrecer lo genuino de ti mismo
Creo que, para mejorar la autoestima de tus hijos, es muy importante que puedas invertir en autoconocimiento y desarrollo de ti mismo.
Cuanto más te conozcas, más sabrás quién eres en realidad y mejor podrás relacionarte con el medio en el que vives y con las personas que te rodean. La relación con tus hijos se verá fortalecida y eso, sin duda, será una buena recompensa para ti.
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Repara el vínculo de afecto con tus hijos cuando se rompa
En la relación entre padres e hijos, es muy normal cometer errores. Muchas veces no nos damos cuenta, pero hay otras que sí.
Si podemos ser conscientes de que hemos hecho algo que ha herido a nuestros hijos, está bien poder pedir perdón de una forma amplia y sincera. Es decir, no utilizar el arrepentimiento para justificarnos, ni para quitar importancia a los sentimientos de nuestros hijos.
En este apartado probablemente encontrarás toda la luz necesaria si llevas tiempo sintiendo inseguridad y falta de confianza y, aun así, quieres mejorar la autoestima de tus hijos.
Si, debido a todos estos sentimientos que tienes, te ves incapaz de dar a tus hijos un amor incondicional, pero aun así quieres hacerlo, puedes reparar el vínculo afectivo de seguridad cuando veas que se rompe.
Puedes decir algo así como: “Sé que necesitabas que estuviese allí para ti, para ayudarte a superar el miedo…[o lo que sea]. La verdad es que yo no pude estar para ti porque estaba más pendiente de mi dolor que del tuyo. Aun así, me doy cuenta de lo que necesitas y la próxima vez me esforzaré para estar completamente para ti, sin condiciones”.
Conclusiones
Entiendo lo difícil que tiene que ser ayudar a mejorar la autoestima de tus hijos, cuando sientes que tú la tienes baja.
También entiendo que esto te genere sentimientos de culpa y de llegar a sentirte poco válido.
De todas formas, igual que otros padres, tú también tienes la capacidad potencial de ofrecer lo mejor de ti a tus hijos para que ellos se desarrollen de forma libre y sana.
Ten una cosa clara: De todos los padres del mundo, tus hijos te escogerían a ti… sin lugar a duda.